martes, 22 de abril de 2008

Kekonova. Mi primera exposición colectiva de frikadas.

Ya hemos testado la exposición de Custom Paper Toyz y la verdad es que salimos bastante libres de la decepción que esperábamos. Al menos yo, porque Alberto (J. Silva más conocido por ser el artista del link de ahí abajo o por sus trabajos ilustrativos para los coleccionables de El Mundo) salió con una furgoneta debajo del brazo; porque entre los chicos de la tienda y sus emprendedores amigos le “animamos” para que se presentara a la nueva exposición de furgonetas de cartón customizadas (va en serio) de la que ya os contaré, si todo marcha bien, más adelante.

Kekos invitados

El hecho de ver muñecajos recortables puede no parecer muy apasionante a primera vista. Pero si pasáis por el centro os insto a que le echéis un vistazo porque merece la pena. De hecho, si os da mucha mucha vergüenza parecer unos freakies, podéis verlos desde el escaparate, aunque solo podríais admirar los que han hecho los artistas invitados que, por cierto, están muy currados (es lo que tiene no tener que mandarlo por e-mail y poder ir a montarlo tú mismo) y tienen un montón de accesorios y variaciones a parte de la plantilla básica que se nos daba para dibujar.

Los dos mejores kekos

Si os atrevéis a entrar (la entrada es libre, gratuíta y los dependientes de la tienda son muy majos y estarán encantados de que les hagáis compañía y ya de paso miréis la ropita cara) podréis ver los kekos a concurso que están detrás de la puerta. Ahí también hay algunos muy currados a los que se les han añadido trozos de tela y accesorios de papel. ¿El fallo principal?: se han salido del tema. Con esto quiero decir que el tema principal del concurso era la comida rápida en todas sus formas y no customizar el muñeco como a tí te apetezca. Si llego a saber que al final todo el mundo iba a hacer eso y que tampoco se iba a tener en cuenta a la hora de hacer el concurso, la fase creativa hubiera sido mucho más sencilla y el keko hubiese quedado mucho más a mi gusto (para hacer cositas con hilos telas y cordones tengo mucho más arte que para manejar el photoshop como herramienta de retoque). Pero en fin… El caso es que no deben estar tan mal cuando los chicos de la tienda nos contaron que hay gente que se piensa que los venden y que el número con el que van a concurso es el precio (ponle a un alternativo con un billete de 50 pavos en el bolsillo un huevo duro en un escaparate de Malasaña y te harás rico).

Kekos concursantes

La fase de votación es muy sencilla. En la puerta tenéis un póster con fotos de todos los kekos y el número asignado a cada uno. En la caja hay unas papeletas con las mismas fotos, junto con su número y una casilla. Ponéis una X en la casilla del número 23 (digo… del que más os guste), ponéis vuestro email (entre todos los votantes se sorteará una copia del que más os guste-yo os paso el mío gratis si queréis, aunque lo dudo-) y lo metéis en la urna (o caja de cartón con rajita de inserción en la parte superior) que hay a la derecha.

Hay que votar a este (El Muffin)

También podréis ver un video muy divertido en el que los chicos de A little beat (que son los que han montado el concurso y se inventaron la plantilla para customizar kekos) han hecho toda una ciudad de papel en la que han metido diferentes personajes, (no los de concurso sino los suyos propios) haciendo vida normal. Caminan por la calle, ven la tele, hacen "brikindans", venden dvd´s pirata... (vamos, lo que vemos todos los días pero de papel). El video es está hecho al detalle y desde el punto de vista técnico es más que pasable.

Animáos a votar porque tengo entendido que una dependienta de la tienda ha hecho trampa y ha votado como 40 veces por "el ángel y el demonio", según rumores para que le toquen a ella, según yo porque está comprada por el autor.

Exposición de Custom Paper Toyz Take Away Tienda Carhartt Calle Espoz y Mina 13 Metro: sol

Hasta el 31 de mayo

martes, 15 de abril de 2008

Naaaaanana nananá

El pasado viernes murió “Chema”, el panadero de Barrio Sésamo. No voy a comentar qué enfermedad se le llevó ni cuanto tiempo llevaba enfermo. No voy a comentar qué hacía en estos últimos años ni cual era su nombre real, porque aunque era un actor aún en activo y para los que le conocían era, obviamente, mucho más que un personaje perdido en los albores de la televisión infantil, para mí, como para la gran mayoría de la juventud de este país era Chema, y así le recordaremos. Aunque nos pueda parecer que Barrio Sésamo no era más que una forma de aprender a contar murciélagos y a cantar canciones, fue una parte esencial de nuestra educación aunque muchas de las cosas que nos inculcara las hayamos aprendido inconscientemente. Recuerdo que cuando tenía seis o siete años veía la figura de Chema como el ideal de chico guapo con el que me casaría cuando fuera mayor. Un joven siempre sonriente y de pelo largo que cantaba canciones felices y aseguraba la supervivencia de su grupo social haciendo pan; el rol más importante del programa y que apelaba ya desde pequeñitos a nuestros más básicos instintos sociales. Lo que nunca se me pasó por la cabeza fue que querer ser como la novia de Chema significaba querer ser como Espinete, pero si nos pasaba desapercibido un erizo rosa gigante y un señor patata con sombrero no nos hubiera resultado extraño saber que el amor dentro de Barrio Sésamo superaba los límites televisivos. Chema y compañía nos enseñaron que había que compartir las cosas, que había que cuidar a los amigos… nos enseñaron a ser cívicos, a lavarnos los dientes y a no pinchar los corazones de los demás. Y aunque en muchas ocasiones se nos olvide lo que aprendimos estoy segura de que lo tenemos mucho más interiorizado que los que no han tenido la suerte de crecer con Barrio Sésamo y de verse identificados con esos niños vestidos de progres que lanzaban hojas secas al aire en la cabecera. Por todo esto, y aunque el hecho de que solieras aparecer cubierto de harina haya enturbiado tu memoria con el paso de los años: gracias Chema.

lunes, 14 de abril de 2008

Concurso de customizacion de Paper Toyz

Del 11 de abril al 31 de mayo se celebra en la tienda Carhartt Shop (c/Espoz y Mina 13; metro: sol o sevilla) la exposición de muñecos de papel customizados del concurso itinerante iniciado por A little Beat ya no sé ni cuando. Si pasáis, daos una vuelta para verlos y, ya os gusten o no, votad por el mío, please (que para que se lleve 100 euros alguien a quien no conocéis de nada mejor que me los lleve yo, ¿no?) Es una alegórica imitación de un muffin de Starbucks pero con cara de loco y con un logo ladeado (tuve algún problema para que el pdf se grabara correctamente y mandé una versión no definitiva) en el que pone Stunkbus Muffin y que tiene el dibujo de un autobús. Todavía no sé muy bien como se hace para votar. Creo que pides una papeleta y pones el nombre del queco (cuando vaya os lo digo). ¡Demostremos que el concurso no está amañado! http://www.alittlebeat.com/takeaway/

viernes, 4 de abril de 2008

No soy tonta, soy disléxica

“Tienes que poner más atención”. Es la frase que más he oído a mis profesores y a mis padres cuando, raramente, cometía algún fallo en el colegio. Cuando el resultado de un problema me daba totalmente diferente al esperado aunque había seguido todas las cuentas a la perfección, porque al ir al escribir 81 había escrito 18; cuando ponía “un aniña” y me lo consideraban como fallo ortográfico (personalmente no le veo mayor problema, se lee casi igual que si estuviera bien escrito). Yo me preguntaba "¿todavía más atención?¿si ya pongo toda la que tengo?". ¿La solución? Aprendí de memoria todos mis fallos y releía todo lo que escribía para corregirlo (de hecho aún lo releo, por eso escribo más despacio de lo que podría hacerlo). Los números aprendí a evitarlos. No logré encontrar una técnica para controlar mi “falta de atención” en las cifras. Cuando estaba en 3º de BUP un profesor interino de física y química (al que, entre otros, agradezco que me entendiera y no me bajara una nota crucial para entrar en la carrera) me dijo que no entendía por qué todos los resultados del examen los tenía mal, pero que era consciente de que todo el planteamiento era correcto y que me lo daba por aprobado si le prometía que estudiaría una carrera de ciencias. Le prometí que no lo haría, que iba a sacar los números de mi vida para siempre, aún así me aprobó. Hice un COU de letras puras y lo pasé con matrícula de honor.

El siguiente tormento fue aprender a conducir. Si el profesor decía a la izquierda yo iba a la derecha y viceversa. De hecho siempre he tenido que hacer el amago de escribir para fijarme con que mano lo hago y estar segura de que ese lado es el derecho, nunca le di importancia hasta que me vi con las manos sujetas al volante y sin poder hacer gilipolleces. Nunca le di importancia, no, de hecho nadie se la dio.

En cierto examen de la universidad en el que gran parte de la nota se basaba en que especificáramos el año exacto de ejecución de las grandes obras de la cartelería mundial (sí, algunos locos estudiamos esas cosas) la profesora pidió que si alguno era disléxico lo especificara en el examen y si ella veía que habíamos asignado un cartel del año 1935 al año 5391 daría por supuesto que era culpa de las conexiones de nuestros cerebros distorsionados y no de que hubiéramos pasado de juerga la noche anterior y la resaca nos incapacitara para pensar (a esas alturas de carrera ya no se planteaba que fuéramos tontos, aunque mi experiencia me dice que de todo había). Aquel día fui totalmente consciente de que era disléxica. Pero la dislexia no me había incapacitado para estudiar, no me había creado un tremendo fracaso escolar ni me había deprimido; por tanto, ¿para qué diagnosticarla? Si, además, nadie lo habría tenido en cuenta.

Ahora leo un artículo en El País Digital que comienza con estas frases: “Si Bill Gates hubiera estado escolarizado en España el mundo tal vez no conocería Windows. Es disléxico”. Y me pregunto: “¿Si yo hubiera estado escolarizada en EE.UU. habría desarrollado el sistema operativo más importante del mundo y estaría forrada?”. La LOE estableció en 2006 la posibilidad de tener en cuenta que de vez en cuando algún alumno puede padecer dislexia, por esa época yo ya estaba licenciada desde hacía un año. Las Islas Baleares son más arriesgadas, tienen selectividad para disléxicos desde hace cuatro años, en la que te leen las preguntas para que tú no las interpretes mal, te dan más tiempo para escribir y no se tiene en cuenta la ortografía (espero que no dejen pasar una v por una b, ninguna dislexia da excusa para eso) pero, ¿Cuántos disléxicos pueden hacer la selectividad cada año en Baleares? Si tienen como un millón de habitantes, y un porcentaje de jóvenes en edad escolar de unos…vaya, acabo de recordar que soy disléxica, las cuentas mejor que las haga otro, yo puedo hacer la misma cuenta 5 veces y obtener 4 resultados distintos (obviamente me suelo decantar por el que se repite). En Canarias también hay un plan especial de educación para disléxicos, parece que en las islas corre más el aire y esto es bueno para las cabezas de los señores que hacen las leyes, porque la LOE todavía trata a los disléxicos como “alumnado con necesidades educativas específicas” y los mete en el mismo saco que a los discapacitados intelectuales y a los chavales con problemas de conducta. Y os digo, por experiencia, que la conducta de un disléxico es siempre ejemplar.

Los disléxicos estamos totalmente capacitados intelectualmente, para cualquier tema, igual que los demás. Simplemente, la forma en la que se codifican los símbolos en nuestra escritura, es más difícil de asimilar para nosotros. Cuando yo busco una palabra en un diccionario y lo abro al azar me cuesta más que a otros darme cuenta de si la palabra por la que yo lo he abierto está antes o después que la que estoy buscando. Mi cerebro tarda más en establecer la conexión alfabética entre los símbolos fonéticos. Muy probablemente porque la escritura occidental es compleja, y está mal diseñada; cuando se encuentran tantos individuos para los que cierto sistema no les funciona correctamente eso indica deficiencias graves en el mismo. Es algo de lo que estoy más convencida desde que me entero, por el mismo artículo (no es que no me haya documentado mejor, es que la información en español sobre la dislexia es mínima y farragosa incluso en las -tremendamente faltas de gusto estético- webs de asociaciones de disléxicos) que en idiomas como el chino, basados en ideogramas, la cantidad de disléxicos es mucho menor, porque lo que estas viendo escrito es una representación simplificada de la imagen que de ese concepto tiene tu cerebro.

Es por esto que, en los países en los que se tiene en cuenta que los disléxicos necesitan un modo alternativo de enseñanza, las clases se dan con métodos audiovisuales. Porque alguien a quien las palabras no le cuadran bien con los conceptos suele estar más del lado de la imágenes. (Si piensas en imágenes, háztelo mirar, a lo mejor eres disléxico). Probablemente por eso yo me decanté por una carrera en la que después de ver 30 películas te preguntaban sobre un único plano de una en concreto y esperaban que te acordaras. Igual que los estudiantes de ingeniería se meten en la cabeza 30 libros de memoria para que luego les pregunten sobre el capítulo del 25 del libro 16. Durante cinco años he tenido que oír a mucha gente diciendo “que suerte, tú para estudiar ves películas”, pues amigos, quizá para vosotros hubiera sido más difícil recordar el plano subjetivo más importante de Jezabel de lo que a mí me hubiera resultado leerme 30 libros técnicos. Probablemente yo también habría recordado el capítulo 25 solo que habría tardado más en leerme todos los libros. En ver una película tardo lo mismo que los demás. A no ser que sea en v.o. subtitulada.

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Ilustración: Miguel Martínez-Losa

Fuentes:

El País http://www.elpais.com/articulo/sociedad/vez/hijo/dislexico/nadie/sabe/elpepusoc/20080313elpepisoc_1/Tes

Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Dislexia y http://es.wikipedia.org/wiki/Discalculia