lunes, 21 de julio de 2008

Moncloa, un trasbordo en el tiempo

Vivir en una ciudad grande como es, en mi caso, Madrid puede llegar a ser una tortura en un día de atasco, cuando te ponen una zona de copas debajo de casa o cuando la gente se empeña en entrar en tropel al metro en la misma estación en la que tú quieres salir. Pero siempre tiene algo mágico cuando te pones a caminar y encuentras un edificio histórico que nunca habías visitado, una placa en la que te recuerdan que donde tú estás de pie leyendo un trozo de metal estuvo tomando cañas cierto personaje histórico o cuando te topas con una tienda de platos polacos preparados. Las grandes ciudades tienen este halo mágico que hace que las odiemos pero que no sepamos vivir en otro sitio.

Ayer, después de pasar un fin de semana de pequeñas pero difíciles (mucho más de lo que me había esperado) reformas del hogar, y de que la vecina de arriba bajara a exigirme que dejara de cantar (esto es un hecho totalmente cierto que ocurrió sobre las 17 horas) porque tiene derecho a dormir tres horas siesta sin que los demás sean felices; comenzamos a caminar por la calle en dirección a cualquier sitio al que se llegara cuesta abajo -sabia enseñanza de Homer Simpson- y nos encontramos sin previa intención en el nuevo intercambiador de metro de Moncloa. Como la reforma en cuestión sigue sin estar totalmente terminada (aunque la nueva estación está utilizable en su mayor parte) después de cinco o seis años –calculo- de su inicio, tiene una parte cerrada al público y cubierta con una lona con fotos antiguas detrás de la típica valla de obra. La gente que pasa con sus maletas y sus prisas la esquiva para llegar al semáforo, los que andan más relajados miran las fotos y se sonríen por ver tantos señores en blanco y negro y con bigote, y siguen su camino sin darle mayor importancia. Pero ayer nos paramos a leer la información a la que esas fotos viejas sirven de ilustración; un repaso por décadas de la historia de la zona, documentado por el Metro de Madrid que, si bien no arregla la línea 6, últimamente se interesa mucho por su archivos históricos.

Nos vimos trasportados a un recorrido desde los años anteriores a la guerra civil hasta la actualidad que nos llevó más de media hora entre discusiones de dónde se situaría en la actualidad el asilo que fue derruido por los bombardeos y comparaciones de los planos de la zona en las diferentes épocas. Nos enteramos de interesantes anécdotas de remodelación urbana: como que el nombre del edificio Galaxia (uno de los más modernos de Madrid allá por los años 60) en el que ahora se aloja un fantástico McDonalds proviene de que se construyó sobre la ya derruida fábrica de jabones Gal, o que la Junta Municipal del distrito tiene su sede en el antiguo Monumento a los Caídos. Descubrimos una configuración urbanística insólita de la que la guerra no dejó rastro y la antigua ruta del tranvía que llevaba desde las casas de los profesores a la Ciudad Universitaria, del que aún hoy se pueden ver algunos raíles.

De pie frente a la valla de una obra, mientras la gente nos miraba pensando que éramos tontos, nos dimos cuenta, una vez más, de que cuando vives en una gran ciudad nunca sabes qué vas a descubrir a la vuelta de la esquina.

Y en cierto modo, sí, fuimos tontos, porque resulta que dentro del intercambiador hay un panel con la misma información histórica pero bajo techo, bien iluminado y sin valla. Si alguna vez tenéis que hacer un trasbordo en Moncloa y no llegáis tarde a trabajar, parad a leerlo. Merece el tiempo.

martes, 15 de julio de 2008

Telecinco quita la mosca de "Life" de la esquina superior derecha de nuestras pantallas

Después de estar todo el día aguantando que la cadena pusiera como promo el logo de su última serie adquirida sobreimpreso en toda la programación, por fin emitió el episodio piloto entre CSI y CSI.

Como si fuera un sandwich. Un sandwich de pan con pan. Incluso resulta extraño que no aprovecharan para venderlo como "la noche policíaca" o "la noche es nuestra" (como decían los policías de Nueva York en los 80 y como titulaba James Gray su penúltima película). Desde luego la intención de arropar la nueva serie con otra del mismo género y de audiencia consolidada para mantener a ese target frente a la televisión no fue mala. Pero después de vista y, sobre todo, después de una promoción omnipresente Life decepciona.

La trama se centra en un policía raro, Charlie Crews, como ya es costumbre en la ficción americana. La tendencia a poner toda la carne en el asador de un único personaje lo más esférico posible es rentable si cuentas con uno de la talla de House o Dexter, pero aunque le haya tocado un pasado de lo más truculento (le meten en la cárcel sus propios colegas y tras años de continuas palizas por parte del resto de los reclusos le declaran inocente y vuelve derecho a trabajar en su antigua comisaría no se sabe muy bien por qué oculta razón) el personaje, por el momento, no alcanza la fuerza que se esperaba de él. Quizá porque se ha desvelado todo lo que le ocurrió en la cárcel desde el piloto. Quizá porque la reacción de los que le rodean sea demasiado natural para tener al lado a un tipo que ha perdido media vida por tu culpa... La única salida posible para la trama es la inminente venganza de Crews.

Aparte de esta trama continuada en el tiempo. En el piloto se introduce, como es también ya típico de las series policíacas, un caso unitario que se cierra en el mismo capítulo. En el primer episodio un caso que se resuelve de la noche a la mañana y sin demasiada tensión para el espectador. Quizá el órdago que pretenden lanzar es la manera anómala de comportarse del protagonista: siempre tranquilo, en un estado zen permanente y que parece no enfadarse por nada. El título de la serie se refiere directamente a eso: la vida le ha dado una nueva oportunidad y una indemnización millonaria y esta vez Charlie Crews la va a aprovechar. Pero Charlie Crews es Damian Lewis y (aunque también es inglés, no tiene nada que ver con Hugh Laurie) no engancha.

Por el momento Life se queda para serie de Prime Time veraniego. En temporada incluso podría adaptarse mejor para la franja de tarde. Es una serie que, aunque no parece tener nada de comedia, recuerda a Monk o a Psich. Esperemos que empiece a despegar en próximos episodios o programen lejos de la alargada sombra de CSI Las Vegas.

lunes, 14 de julio de 2008

Dexter Morgan o el superhéroe ensangrentado

Es guapo, atlético, educado, con ropa ceñida y con identidad secreta. No hablo del próximo estreno de Marvel para el cine, sino de un personaje televisivo. Apunten que en ningún momento he mencionado que vuelva locas a las nenas, entonces estaría escribiendo sobre Greg House y la primera frase, valga la paradoja, no tendría sentido.

Es cierto que House abrió la puerta de la ficción televisiva a los personajes que, aunque con gran capacidad para despertar filias inesperadas, se pueden considerar totalmente antisociales y cumplen todas las reglas de la falta de educación hasta un punto que a cualquiera nos podría resultar inadmisible. Hasta el momento los protagonistas que salvaban a la gente eran una versión humana del superhéroe americano. Si con House se desvirtuaron gran parte de los atributos “de la buena acción diaria” y de los valores éticos que teníamos como inherentes al superhéroe y al Boy Scout, con Dexter esto se lleva al extremo y se da una vuelta de tuerca que más que alejarlo de esta figura de justiciero enmascarado que ayuda a las abuelitas lo atrae hacia ella como un imán.

Las coincidencias entre Dexter y el prototipo habitual y bien conocido de superhéroe, sin meternos en pormenores freakies, son muchas y sesudamente hiladas por un guión meticuloso. Un chico de buen ver que en sus ratos libres ataca a los malos para evitar que sigan haciendo daño y ayudar así a la sociedad;lo que se deriva de una firme y afianzada pirámide de valores que tiene grabada a fuego en el cerebro, como todo buen hijo americano, gracias a su padre. Pero actúa por completo fuera de la ley y esto le obliga a llevar una vida paralela cuya necesidad de ocultación no es solo el hilo conductor de cada episodio sino la razón de ser del propio Dexter Morgan como individuo.

Hasta ahí podíamos estar hablando de Superman, de Spiderman, del Capitán América, y muchos etcéteras y la descripción se ajustaría sin demasiados problemas. ¿Qué ocurre si añadimos que Dexter no solo se limita a detener a los malos sino que los mata y no precisamente de una manera rápida y limpia? ¿Y si mencionamos que su necesidad de matar es algo innato y que el hecho de que mate a asesinos es solo una manera de focalizar esta psicopatía de forma provechosa para la sociedad? ¿Nos alejamos tanto de la realidad del superhéroe? Un tipo que se calza unas mallas y una capa y se desvive por pegar mamporros a diestro y siniestro sin tener en cuenta que lo único que puede librar a sus víctimas de la muerte sea que estas tengan superpoderes o la capacidad de caer sobre blando, ¿no es un psicópata?

Hay otro detalle de Dexter que entronca deliberadamente con el mundo del superhéroe, o en este caso del superhumano, o incluso del no humano. Es bastante habitual el dotar a estos individuos de ciertas capacidades que se salen de lo que hacemos los terrestres de a pie y, por tanto, en la mayor parte de los casos también se les quitan otras que les convertirían en personas. El gran problema moral que hace que Bruce Banner deteste convertirse en Hulk es que cuando es grande y verde sus instintos pueden contra su humanidad y mata a diestro y siniestro, es decir, carece de sentimientos. Uno de los lugares más comunes en la voz en off de Dexter es la afirmación de que no tiene sentimientos. Su único sentimiento real es la necesidad de matar, el resto los finge para aparentar una vida normal; y aunque tiene principios no cree en ellos sino que los sigue ciegamente cual máquina de venganza social. Sí es cierto que mirando la serie con detalle pillamos ciertos renuncios en los que el protagonista se nos muestra del todo humano y eso nos hace temer que en los próximos capítulos se convierta en uno más y acabemos viendo Kyle XY, pero eso es otro tema.

Cuando el estreno de Dexter en España era inminente las sinopsis que de la serie se hacían en los artículos sobre televisión afirmaban cosas como “aunque sea un asesino te caerá bien”. Nada más alejado de la realidad. La verdadera virtud de Dexter como serie de ficción es que ha conseguido que mantengamos la atención sobre las andanzas de un personaje que por su propia naturaleza no cae ni bien ni mal. El espectador acaba adaptándose a la forma que tiene Morgan de ver la vida y le mira cómo él mira a los demás. Puede darnos la sensación de que esa sea la característica que más le separe del mundo superheróico en el que los “cruzados enmascarados” siempre caen bien al lector por su naturaleza servil, pero yendo un poco más allá una pregunta nos devuelve a la creencia de que Dexter Morgan es un superhéroe en toda regla; porque ¿a alguien le cae bien el Punisher?

Una recomendación: no la veáis en versión doblada.

jueves, 10 de julio de 2008

Bloggers sin fronteras

La web 2.0 viene pegando fuerte. Tan fuerte que si os ocurre como a mí probablemente os sintáis abrumados, desconcertados y retrógrados por no poder asimilar tantos métodos nuevos de interactividad con la aldea global. Mi último descubrimiento es Soitu.es. Sé que funciona desde finales del año pasado pero yo no me había enterado, lo acepto. Yannick, que últimamente es mi genio de los favores, se extrañó de que yo escribiera en una page propia y me dijo que el escribía para soitu, aunque no le dio mucha importancia. Me registré el lunes pasado y publiqué una versión reducida de uno de los post del blog, a las pocas horas me lo habían publicado en portada y me mandaban un mail con una invitación de superusuario (esto es una piedra marciana radiactiva y repleta de rayos gamma que te da poderes, el poder de subir fotos a los artículos y el de mandarles invitaciones a los demás, yuhuuuuu! Salvaré el mundoooooo!).

Soitu es un proyecto de información ciudadana hecha por y para el mundo real. Es decir; no está creada en su totalidad por redactores contratados sino que cualquiera desde su casa y con un simple registro de los que hacemos 40 veces al día puede publicar la noticia que le apetezca y convertirse en periodista.

Os preguntaréis (los que como yo no estéis dentro del todo en este mundo de autopistas y no conocieráis soitu de antemano) en qué se diferencia eso de tener un blog como todo hijo de vecino. Primero: la visibilidad es mucho mayor porque la audiencia de soitu es bastante grande -tendréis más lecturas y más comentarios-; por otro lado la credibilidad y el interés de los artículos están hasta cierto punto contrastados pues antes de publicarse una noticia en portada un editor de soitu la lee y la selecciona para ese menester. No es lo mismo visitar blogs al azar de gente que no conoces y ponerte a leer su vida y hazañas a que te las den en bandeja, separadas por secciones y previamente filtradas; ya sabemos la cantidad de mierda que se puede llegar a colar en internet. No es necesario que lleves una producción literaria paralela a la del blog, aceptan artículos que estén publicados paralelamente en páginas personales por lo que es una forma de sacarle rentabilidad a algo que ibas a publicar de todas formas. ¿Rentabilidad? Ah sí… Soitu te paga 20 euros por cada artículo tuyo que se publique en portada. No es plan de escribir 10 artículos diarios puesto que de todos los que se escriben al día solo unos cuantos se seleccionan y tampoco penséis que si escribís el jueves y os publican el viernes os llega un cheque para tener pagadas las copas del sábado porque no pagan hasta que acumulas 100 euros y de ahí descuentan irpf. Aunque menos da una piedra.

Pero, ¿quién está detrás de ese dinero? Soitu es un proyecto desarrollado por Gumersindo Lafuente, exdirector del Elmundo.es y del que, según rumores digitales, se le destituyó por no seguir la línea editorial de El Mundo.

Por aquí os dejo un link a una charla de Gumersindo Lafuente en… ¿os suena ese salón de actos? Es bastante interesante. No se escucha muy bien pero ya sabéis como son los universitaros...

Aunque en esta nueva etapa parece más bien que lo que se cuece es más un blog masivo (no solo por el concepto de información que maneja sino por la propia estética de la página) que un diario como tal. Su lema es “no mass media”, aunque su única razón de ser sea la masa, si es verdad que se jubila la técnica de la información “punto-masa” para convertirla en una especie de “punto-punto, masa-punto, masa-masa”. Sí, mejor dejo este preconcepto para otro día.

Cuando amaneció este nuevo “periódico” la comunidad internauta se preguntaba hasta que punto el modelo de “periodismo ciudadano” (término que huele a mediocridad a 100 metros) daría resultado o los colaboradores se enrabietarían cuando no les publicasen en portada o publicarían en páginas propias pensando que adsense les daría más dinero. Por el momento parece que tira bastante bien; incluso el flujo de información puede llegar a ser demasiado rápido. Cuando me enrabiete porque no me publican en portada ya os contaré otra cosa.