Aunque la crisis está haciendo cerrar a las pequeñas empresas y despedir media plantilla a las grandes, parece que hay ciertos sectores que se están aprovechando de ella. Algunos se aprovechan también de la necesidad de “pensar que ahorramos” que nos corroe en estos tiempos y a la vez del consumismo descocado al que nos habíamos acostumbrado y del que no es tan fácil desengancharse.
Las empresas de venta de stocks por Internet han creado el nuevo concepto comercial de que los productos de marca pueden salirte más baratos si los compras de forma virtual. El método es sencillo pero eficaz: se contacta con marcas que tengan stocks de temporada que ya creen imposible vender y ofrecen venderlos a través de la red por un precio menor. Al usuario le llega la información cómo si fuera una gran oferta a la que sólo él tiene acceso por ser quien es y solo durante un periodo de tiempo limitado (lo que le suma valor intangible al producto y un aire de exclusividad mayor del que ya tenía) . Así acabamos comprando cosas que a lo mejor no se nos habría pasado por la cabeza salir a comprar a su tienda correspondiente (ya sea física o virtualmente), y el fabricante nos encasqueta un producto por el que ya pensaba que no iba a sacar un euro, vendiéndolo, la mayoría de las veces, a alguien que nunca pensó que fuera un posible comprador. Teniendo en cuenta unos gastos de envío que dependen de las dimensiones del producto, obligaciones de hacer una compra mínima y demás artimañas... todos contentos. Claro está... hasta que te llegan a casa esos pantalones superfashion y te das cuenta de que no tienes el mismo ancho de caderas que la modelo de la foto. Entonces caben dos opciones: devolverlos y que te devuelvan el dinero dando siempre por perdidos los gastos de envío, o si los pantalones te han costado menos de lo que pagas por el transporte (muchas veces pasa) quedártelos y aprovechar para ahorrar también en la lista de la compra hasta que quepas dentro.
Sin duda debe ser una estrategia rentable. Empezaron con ropa y complementos, siguieron con electrónica de consumo, productos del hogar... Pensábamos que el siguiente paso era la comida, pero aunque parezca lo más lógico es un sector en el no hay tanto stock (todo el mundo tiene que alimentarse siempre que no haya comprado ropa por Internet antes); así que el siguiente paso fue la oferta inmobiliaria.
No nos echemos las manos a la cabeza. Cuando se puso de moda la búsqueda de piso 2.0 nos pareció de lo más normal. Siempre es más completo y barato anunciar en la red pudiendo poner fotos, vídeos, etc. En algún momento tendría que pasarse del anuncio a la venta, o a la “compra más barata si eres nuestro cliente vip. Porque, recuerda, no es que el promotor vea que no vende el piso ni a la de tres, es que tú eres especial y tienes la oportunidad única de comprar un piso a un precio mucho menor del habitual, aunque no estuvieras pensando en hacerlo”. Ahora, como cliente “megachachi” que no puede dejar pasar esta gran oportunidad me surgen dos dudas: ¿puedo devolver el piso si luego no quepo dentro? Y ¿cuanto me cobran de gastos de envío por un artículo tan grande?
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