El nuevo anuncio de Fanta me ha llegado a lo más hondo del imaginario colectivo. No voy a negar que por norma general todos los anuncios de la Cocacola Company me suelen afectar bastante y que todavía se me cae la lagrimilla cuando recuerdo el del viejo y el bebé. Algo harto barato si confieso también que, por mucho que su publicidad haga mella en mi mente consumista, sigue sin gustarme la Cocacola, ni la Fanta, ni nada que tenga burbujas, y aunque haya algo que me gusta no lo compro. De hecho esta es la razón por la que me ha afectado tanto este último anuncio, porque es un claro retrato de mí misma. No sé si con poco me lo monto pero si hay forma de sacarlo gratis ahí estoy yo. Normalmente los que vivimos de promociones y tarjetas de descuento no solemos airear nuestros trucos pero, por un lado, la crisis también han hecho mella en las marcas y de un tiempo a esta parte hay menos que sacar de lo que había antes, y por otra, a ritmo de los Zodiacs es mucho más fácil. Así que siguiendo la letra de "Con poco me lo monto" os voy a ir contando dónde, cómo y con cuanto montaroslo.
Si la casa invita yo me apunto y no me pierdo una degustación: y todavía recuerdo aquella promoción en el Carrefour en la que el promotor dejo un plato de jamón de 50 cm de diámetro abandonado mientras se iba al descanso... Y es que si vas a la compra lo mejor es ir sin comer, a un supermercado grande y ser posible en sábado y en horario laboral (los promotores suelen tener jornada partida y guardan las comida mientras se van a comer, que paradoja).
Unos euros entre los cojines. Esto me lo confesó un mendigo habitual de los Starbucks. Tengo que aceptar que nunca he encontrado un céntimo en uno de sus sofás. Pero si alguien se atreve a levantar los cojines seguro que encuentra de todo.
Tardes gratis de cine. Esta afirmación tiene dos vertientes: la del preestreno gratis y la del descuento universitario. La primera es la más golosa pero también más difícil de conseguir: lo mejor es que si quieres ver una película que se va a estrenar en breve te patees la red buscando entradas promocionales para el preestreno. Algunas páginas de entradas y de cine regalan invitaciones a los usuarios registrados (aunque en ese caso la peli la eligen ellos) y algunas productoras hacen pases especiales para bloggers (¿os creíais que yo escribía por amor al arte?) La filosofía del descuento tiene una máxima que yo sigo al pie de la letra "ser universitario hasta morir", o al menos tener una tarjeta en la que diga eso (para menores de 26 se puede sustituir con el carné joven). Las tarjetas de universidad no suelen ser fáciles de falsificar pero sí suele ser fácil que la universidad se equivoque y te la siga renovando hasta años después de haber terminado la carrera, entonces te darás cuenta de que aquella secretaria retrasada que se equivocaba año tras año al hacerte la matrícula tenía una misión que cumplir. Por lo general casi todas las salas tienen descuento para universitarios y carné joven entre semana pero el Cinesa Proyecciones en Madrid lo tiene también los findes. Una tercera opción es hacerte amigo del de la taquilla o del que vende las palomitas pero eso ya queda a su elección.
Y en el Bernabeu con los ultras aunque curre de promotor: hubo una época de mi vida en la que me hubiera puesto las botas si me hubiera gustado el fútbol. Trabajaba de comercial (esto quiere decir patearte la calle y suplicar a los aficionados que te den sus datos) de las tarjetas de socio del Real Madrid y del Atlético de Madrid (sí, de ambos). Tenía que dar unas cuantas vueltas al estadio intentando encasquetarlas y cuando empezaba el partido me podía quedar a verlo gratis. Es peligroso cuando te toca un derbi porque si los del Madrid se acuerdan que la semana anterior hacías tarjetas del Atlético y viceversa pueden tomar represalias pero supongo que para un forofo merece la pena el riesgo.
Macroconcierto por el morro y por la edad: érase una vez que existía una web del carné joven de la Comunidad de Madrid (extinta desde el momento en que Esperanza Aguirre empezó a oír hablar de recesión) en la que respondiendo preguntas fáciles te daban puntos canjeables por conciertos, entradas al teatro, al cine... La cultura nunca fue tan barata como antes de cumplir los 26. Pero aunque ya no tengamos acceso a ese carné, ni el >26 de ninguna opción de ocio, tened en cuenta que para conseguir el carné de estudiante internacional ISIC basta con estar matriculado en una escuela oficial de idiomas y, aunque aquí no tiene muchos descuentos, en el extranjero sí.
De promociones sobreviviré: ¡cómo abriga mi chupa de Cocacola!, (¿nos la ponemos los tres?) Y es que he llegado a conseguir entradas gratis para la Campus Party de Valencia cuando mis amigos pagaban 160 euros por cabeza. Insisto, no me gusta la Cocacola pero es acojonante la cantidad de botellas que la gente deja tiradas por la calle y mientras existió El movimiento Cocacola y tenía un radar en los ojos que me alertaba cada vez que algo rojo brillaba en el suelo. Por lo general todas las webs y comunidades de usuarios en las que los regalos se consiguen por acumulación de puntos merecen la pena: ahora mismo están en activo la de Cola Cao y la de Evax (¿que eres un tío? te diré que el año pasado conseguí entradas gratis para la final del Masters Series haciéndome pasar por uno, y no es necesario comprar compresas para conseguir los pin codes de sus envases...)
¿Una mosca en mi tarjeta del Club Vips?: pues debo de ser yo... Como experta en tarjetas de fidelización de clientes me veo obligada a decir que esta es la única que merece la pena. Pero hay que saber usarla: aprovechar las promociones acumulables y esperar a que haya una promoción para gastar los eurovips acumulados. Con facilidad puedes llegar a dar de comer a dos personas por 1 o 2 euros.
Y un churri japo, menudo pibón, dice que me invita a que vaya con él a Japón: pues esto no me ha pasado nunca pero todo está por llegar, ¿no? (termínese la frase silbando la melodía de la canción).
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