He escuchado últimamente de boca de un par de seguidores de Muchachada Nui que la razón de que hayan dejado de emitirlo y de que hayan matado el tiempo en navidad con refritos de Enjuto Mojamuto, Celebrities y Los Clamstein se debe a que solo tenían contratados con tve episodios para una temporada, y “El Eeeeente” (digo… “La Corporación") no les ha renovado el contrato. Mi primera reacción fue decir “desde que se convirtió en Corporación despidieron a las dos neuronas que aún le quedaban Al Eeeeente” porque ¿cuándo ha tenido un programa de La 2 una audiencia por encima de su media de share? ¿Cuándo ha sido esta media muchísimo inferior a la que soportaba en youtube (plataforma que según muchos se convirtió en medio de publicidad viral para atraer al programa a aquellos que veían La hora chanante solo y únicamente a través de Internet)? ¿cuándo el blog de un programa de la 2 ha llegado a tener 605 comentarios de respuesta a un post? Como no entraba en mi cabeza que los programadores de TVE pudieran ser tan… (muchos os estaréis riendo mientras os acordáis de las barrabasadas que se han hecho en la parrilla con programas de televisión de Lost cuáles no voy decir el título), mi segunda reacción fue pensar que si ya que estos muchachos tienen filia por aparecer en Internet lo mejor era acudir directa a su página web http://muchachadanui.rtve.es/. Y… efectivamente, y si no nos están engañando, vuelven con nuevos episodios en marzo.
¿Pensabais que iba a gritar “bieeeeeeen” como al final de un cumpleaños feliz? Pues esta vuelta me crea una sensación agridulce. Citando a un personaje de dudosa reputación: “Como dijo Jack el destripador, vayamos por partes”. Se por fuentes fiables, aparte de por la Wikipedia, que estos muchachos se conocieron en Cuenca. Joaquin Reyes, Raúl Cimas y Ernesto Sevilla son de Albacete (e incluso creo que se conocían de antes, dudo que Albacete sea muy grande, quien no esté de acuerdo que haga un comentario y me invite a un finde en Albacete) y se fueron a estudiar Bellas Artes a la facultad de Cuenca, donde se encontraron (entre otra mucha gente. Ved la web de http://www.felixmartinezlosa.es/, no tiene desperdicio) con Carlos Areces que es de Madrid. Sí, amigos, se desgraciaron en Bellas Artes y vinieron a quitarnos el trabajo a nosotros los desgraciados en Comunicación Audiovisual, así como a los que estudiaron interpretación; (démosles la enhorabuena. Amén). Pero es que parece ser que en aquella época la facultad de Bellas Artes de Cuenca, que como suele pasar con todas las de esta carrera debía tener asignaturas de prácticas (démosles las gracias nosotros a los decanos de Ciencias de la Información por convertir la nuestra en una carrera teórica. Amén), tenía una asignatura de vídeo en la que había que hacer un corto y que se presentó un video sobre unos tíos disfrazados de tomates -del cual, por desgracia (como no), no existe copia en youtube-, con el que toda la facultad se debió partir de la risa. Algo parecido a lo que nos pasó a nosotros con Sirilium, pero con salida profesional.
Por si os suena de algo, debió de formarse un grupo de unos pavos que estaban siempre diciendo y haciendo chorradas con las que la gente se partía de la risa, y no erais vosotros. En aquella época se les debió de juntar Julian López que es de Cuenca y que lo que se dedicó a hacer durante sus años de estudiante fue a tocar la trompa. Sí, toca la trompa, en serio y no tiene nada de raro porque en aquella época la palabra trompa debía de irles al pelo a todos. Por ahí (y ahora sí que me baso en fuentes menos fiables) debía estar un tal Santiago Lucas que acabó de realizador en Paramout Comedy, y empieza el largo y pedregoso camino de entrar a currar en la televisión.
Aquí os dejo un video realmente impactante de Julian López y ese cantante extraño que le gusta escuchar a mi novio y al que una vez, según asegura, vimos en Malasaña.
Personalmente no me considero seguidora de la Muchachada. Es el tipo de programa que ves y unas veces no puedes parar de reír y otras veces piensas que se les ha ido la olla hasta tal punto que deberían haber puesto subtítulos explicando de donde viene la coña personal que están haciendo para que lo podamos entender todos. Más que risa Muchachada Nui me causa un tremendo sentimiento de envidia (y no de la sana). Porque muchas veces pienso que a lo que más se parece ese programa es a mi casa, y ya no os cuento sobre mi casa cuando vienen unos cuantos colegas chalados. Pero yo trabajo de teleoperadora y estos tíos trabajan en la tele pasándoselo de puta madre, cosa que no pueden hacer ni siquiera el resto de los que trabajan en la tele. Así que no os empeñéis en incluirlos sin preguntar en nuestro mundo de desgracia. No les han quitado el programa, no se aprovechan de ellos haciéndoles caracterizarse de perro muchacho y no son unos pobres señores decentes con traje y corbata a los que se les obliga a escribir guión absurdo tras guión absurdo para luego volver a casa destrozados y ponerse a leer la relajante información bursátil. No. Son felices haciendo el gilipollas, y no solo eso sino que encima consiguen que un buen puñado de freaks acabemos haciendo las mismas gilipolleces igual de felices y nos encontremos con toda la oficina mirándonos con caras extrañas cuando el señor Téllez nos enseña la foto de su nieto y nos sorprendemos diciendo: “Ay que bonico el chiquilloooooo”.
Yo me justifico a mí misma con una excusa sencilla. Nunca habría podido hacer algo parecido a lo que hacen estos muchachos. Porque las mujeres no hacemos esas cosas. Por eso no hay tías en Muchachada Nui, aunque también es posible que tengan algún tipo de misoginia contagiosa. Pero no hay duda que las tías somos estiradas, y estamos demasiado pendientes de nuestra imagen personal como para que nos haga gracia vernos a nosotras mismas en una situación absurda. Si hacemos una aparición en un sketch disparatado siempre será haciendo el único papel digno que haya, sin poner voces raras ni hacer acentos extraños y mucho menos caracterizadas… Sí, las de Buenafuente deben de ser transexuales. No pretendo ser generalista, pero por lo general no solo es difícil que nos pongamos a hacerlo sino que el resto de las tías no nos den de lado por vergüenza ajena. Por eso siempre hago lo posible por rodearme de tíos. Tías sin complejos solo conozco una y obviamente no soy yo. El caso es que para bien o para mal, me veo volviendo a comerme las uñas delante de la tele y repitiendo en mi mente que yo también quiero que me dejen pintar de negro el suelo de una nave industrial y me den un par de rollos de precinto blanco para descojonarme de Lars von Trier y de mí misma que no me vendría mal. Aunque sé que por su jodida culpa ya nunca más podre ver un videoclip de U2 como lo veía antes.
1 comentario:
Yo me apunto. Yo quiero hacer el gilipollas y que me paguen por ello. Y hacer chistes que nadie entienda. Y que los que se entiendan no acaben de entenderse porque son tan tontos que nadie crea que los acabes de haber hecho. Porque hacer sólo el gilipollas no tiene gracia, a no ser que lo cuelgues en you tube y la gente vea el video, lo comente, se lo recomiende a sus amistades, se lo descarguen del emule...
Muy acertada tu disertación de por qué las tías no podéis hacer el tonto como los tíos. Es algo que nunca he entendido, pero es absolutamente cierto. Hay contadas excepciones. Malditos complejos. Con lo que a nosotros nos gusta que nos acompañeis en nuestras tontunas!!! Y lo colguemos en you tube y la gente vea el video, lo comente, se lo recomeinde a sus amistades, lo descarguen del emule...
Juntémonos ya. Hagamos sketches y mandémoslos a EE.UU. Es nuestra oportunidad. Les faltan guionistas y algo hay que poner.
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